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marzo 14, 2023

Estudiar la microbiota de la dorada y la lubina para hacerlas mas resilientes al cambio climático

Investigadores del proyecto europeo Aquaimpact, en el que participan investigadores españoles de Instituto de Acuicultura Torre de la Sal del CSIC (IATS-CSIC), destacan la importancia del estudio de la microbiota de los peces para el diseño de nuevos piensos y mejorar la absorción de nutrientes y su biodisponibilidad por parte de los peces.

Los resultados obtenidos en el transcurso del proyecto, como explican los investigadores, muestran que la microbiota intestinal es menos variable y más homogénea en peces seleccionados genéticamente, lo que podría ser una clave importante para mitigar el impacto del cambio climático sobre los actuales sistemas de producción acuícola.

Aquaimpact está orientado al estudio del efecto de los piensos y la genética en la microbiota intestinal de las principales especies de la acuicultura mediterránea como son la lubina, la dorada y la trucha arcoíris.

Para ello, han estudiado cómo los cambios en la formulación de las dietas, con sustitutos de harina y aceite de pescado por proteínas de insectos y microalgas, así como una amplia gama de aditivos como fitobióticos, ácidos orgánicos y probióticos pueden influir sobre la microbiota de peces seleccionados genéticamente y no seleccionados según el interés productivo basado en mejor crecimiento, deformidades esqueléticas, comportamiento, entre otras.

Los resultados muestran que determinadas bacterias intestinales de los peces seleccionados durante varias generaciones ayudan a mejorar la absorción y la biodisponibilidad de los nutrientes.

Los datos obtenidos también muestran que la microbiota intestinal cambia con la edad, el sexo y la estación. Sin embargo, en peces seleccionados genéticamente, la microbiota intestinal es menos variable y homogénea con los cambios en la dieta y el ambiente.

Por el contario, la microbiota de peces no seleccionados es mucho más variable y menos adaptada a cambios poco predecibles del sistema de cultivo.

Jaume Pérez Sánchez, investigador principal que ha estado liderando el proyecto AquaImpact ha destacado que fruto de este trabajo se han publicado cuatro artículos en revistas científicas de alto impacto.

Para el investigador es “especialmente relevante” el hecho de que la selección genética por crecimiento en dorada va acompañada de una menor variabilidad en la composición de la microbiota del intestino. “Algo confirmado, aunque en menor medida, en lubinas”, señala.

Además, según explica, la microbiota de estos peces “muestra una mayor plasticidad funcional que hace que los microorganismos que habitan en estos animales sea capaz de adoptarse a los cambios de la dieta sin que necesariamente tenga que cambiar su composición”. Es decir, “se adapta al medio cambiando su metabolismo y su interacción con el hospedador con el que convive”.

Como añade Jaume Sánchez, “esto es la prueba de una mayor plasticidad funcional que favorece la adaptación a un medio muy cambiante y poco predecible en un contexto de cambio global y con uso de nuevas formulaciones de piensos”.

AquaImpact, explica el investigador del CSIC, ha servido para demostrar que, en un entorno cada vez más desafiante e impredecible, definir y regular mediante programas de mejora genética una microbiota saludable que proporcione plasticidad metabólica podría ser la clave para mitigar el impacto del cambio climático sobre los actuales sistemas de producción acuícola.

Este proyecto, liderado por el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS-CSIC) y con cerca de 7 millones de presupuesto, reúne 12 centros de investigación y 10 empresas europeas.

Fuente: Mis Peces

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