Un mayor aprovechamiento de los recursos pesqueros y acuícolas es posible
Aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos para consumo humano en el planeta se pierden o desperdician anualmente debido a quiebras en la cadena de distribución de alimentos de la granja a la mesa, lo que equivale al 8% de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero de origen antropogénico.
En 2017 en la Unión Europea se desperdiciaron 88 millones de toneladas. Mientras esto ocurría, 112 millones de personas tuvieron un acceso limitado a una alimentación equilibrada y saludable en los Estados miembros europeos.
Se sabe que la pesca y la acuicultura es de los sistemas de producción de proteína animal que menos impacto deja en el planeta. Además, los peces y mariscos son altamente nutritivos y fuente natural de omega-3. Por eso, es importante potenciar esta actividad ganadera acuática frente a otras terrestres que generan mas impacto. Además, todavía se dan muchas oportunidades de circularidad de los desperdicios durante todo el proceso del mar a la mesa.
Dentro de este objetivo es importante definir qué sistema o sistemas de cultivo son los mas apropiado para reducir la generación de residuos o, en su defecto, de que manera se pueden volver a reintroducir en la cadena de alimentos los subproductos generados, ya sea para consumo humano, para la alimentación de mascotas, o para acuicultura de distintas especies.
Aunque habría que analizarlos con mayor profundidad, todo hace indicar que los sistemas de recirculación en acuicultura (RAS, por sus siglas en inglés) y los multitróficos integrados parecen ser los que mejor contribuyen a la reducción de desperdicios. No obstante, los primeros hacen un uso intensivo de energía, mientras que los segundos no están todavía bien desarrollados.
Por el momento, la información sobre las pérdidas que se generan en la cadena de valor de la acuicultura y nivel europeo es escasa, también a niveles nacionales o regionales. Es importante poner a trabajar a los científicos y tecnólogos para aportar datos y evidencia a este respecto.
A nivel de granja es importante también mejorar la gestión y utilización de piensos altamente eficientes y el aprovechamiento de sus nutrientes.
Un paso más adelante, durante el transformado, se deben plantear estrategias que permitan el máximo aprovechamiento de los recortes, ya sea para reintroducirlos en forma de nuevos alimentos o en piensos.
Los consumidores también deben ser conscientes de su responsabilidad a la hora de adquirir en el lineal el pescado y marisco. Dependiendo de la especie en cuestión, la compra de un pescado entero es una práctica que genera muchos residuos sin aprovechar en forma de tripas, cabezas, espinas y pieles que, sin embargo, son totalmente procesables, nutritivas y saludables.
Esta práctica de consumo tradicional, sobretodo en los países del Mediterráneo, en la que solo se le da valor al filete, produce mermas del 45% del peso total, quedando el 55% restante en el cubo de la basura doméstica o de los restaurantes sin posibilidad de reintroducirlo al sistema alimentario.
Al igual de lo que ya ocurre en la industria ganadera terrestre donde se pone a la venta solo lo que se va a consumir, es importante tomar conciencia y fomentar un consumo alternativo del pescado y marisco.
Conocer bien todos los eslabones de la estrategia de la granja a la mesa permitirá descubrir los puntos débiles donde se produce la pérdida de alimentos. Además, permitirá la valorización de los subproductos que se van generando a lo largo del proceso.
Por eso es importante la comunicación efectiva y eficaz al sector culinario y la sociedad en su conjunto. Especialmente importante es también la educación en circularidad de los alimentos de las generaciones futuras.
Fuente: Mis Peces